martes, 7 de octubre de 2008

A LA MADRE, MUJER,SEÑORA






Mujer eterna.

A la mujer eterna va mi beso, el calor de mi diamante.

Aquel poema eterno donde las palabras se inquietan de sin sentido, de aquel estallido errante que en las mañanas pulsa en las horas.

Armonía del beso que no absorbe, solo espaldea su sonrisa.

Crisol de besos que pasan.

Caricia de perfumes que musitan el silencio.

Armonía de mujer, ternura.

Vaguedad de pasiones.

Rojo.

Sexo.

Armonía de úteros.

Fecundo.

Azul.

Misterio.

Pequeña calle en el barrio, olor a comida, hogar, niños.

Patios en los ojos, ojos que revelan desiertos.

Piel.

Armonía de mujer, perfume, beso.

Misterio.

A la mujer eterna va mi beso, mi atolondrado sabor de aventura, mi todo comunicante andariego.

De donde provengo extrañan los perfumes que se aman con los soles de marzo.

En esa mujer se aman los pobres y escriben unos niños con manos de incienso temprano.

A la mujer eterna va mi beso, mi silencio, mis cristales fundidos en sus ojos.

Ale 1998





MILAGRO FRAGILIDAD

Cuando hizo silencio el cosmos devino fragilidad

en el cauce de una mujer que daba a luz lo imposible

ante los cerebros mezquinos de siempre.

El perfume del silencio acaeció en la barcaza frágil

de los hombres y del absurdo surgió lo posible,

la mano que retiraba la careta de lo aparente omnipotente

cedió ante las horas que decretaban su final.

Haya en esos tiempos los pensantes celebraban:

sus logros sudados entre las carnes de los pobres

que todavía cantan en las nubes con los coros

de los niños desaparecidos.

El poeta hizo un espacio entre sus deciros

y los que lo apretaban hasta despojarlo

de su tan propia identidad

resurgió en una nueva mirada.

Un nuevo poema bailo desde los abismos

que aquel barco frágil había explorado.

Cuando el mago se apresuro boquiabierto

ante la luz que lo superaba, se abrió una nueva centella

entre lo imposible y lo inerte.

Fragilidad en los techos de barro de los pobres.

Cielo al revés de los niños en el patio sencillo.

Tango, capricho del artista que en el ocaso sueña.

Cuando hizo silencio el cosmos,

devino color sobre la atolondrada tierra,

marco el tiempo un sin tiempo eterno en la carita

de una niña que lo esperaba todo y lo tuvo

todo en su vientre de mimbre fresco.

A las madres que esperan

A las que se enfrentan con dolor pero esperanza

A todas las mujeres que son madres en su silencio…..

Ale 15/6/2008 dulce espera