viernes, 27 de marzo de 2009

Desde los Ocasos


Desde Los ocasos

Desde ese silencio suelo crearme y darme
Como una mariposa que se acerca a la luz
Soy de los ocasos
Y ellos son de mis musas
Cuando todo se duerme en el horizonte te veo
Salido de los cuadros y de los charcos
que la vieja sonrisa de la lluvia dibujó.

Desde la mirada que me hace el Eterno
bajo los colores como a una rosa.
Sediento en mis labios
seduzco a la tarde para que me duerma.
En mis lagrimas suelen darse arroyos de ti,
también de mi y los mejores de vos pueblo mío.

Desde los ocasos de mi Pueblo
silencio con mis manos el dolor
Sanando desde mis heridas entibiadas
acomodo mi fragilidad en tus ternura
Y me hago ocaso de tus muertes.

Desde los ocasos, la mujer pequeña
baña mis pies en su sabor dulce
Y me devuelve en la risa del ocre.
Como un niño juego con mis dedos de nuevo
Y hago una aventura que se abre.



Ale 2009-03-20



Desde Los ocasos Vientre

En tu vientre silencio, hizo mudez una lágrima.
Bofetada de la razón
Los paquidermos errantes intentan buscar respuestas
para un desnudo y puro ocaso
Sus engañas enfermas eclipsan los afectos
Su andanada de sistemas berrean un evento mas.

Pero tú eres del ocaso solo eso
Y acunas n tus dedos todo un arroyo de diademas
Aunque no las sientas
ya que las respuestas se han mudado,
a el no saber y ahí te naces vientre fresco

Camino de los pobres se hacen tus vestidos
Y entre tejen madres olvidadas
barrios de sueños
Carne de los niños que escriben en el cielo.

Ocaso en el ocaso de las tardes
Música de los arboles y de los espíritus
Celebran en la tarde tu amor temprano
Dándose a la fiesta de los encuentros.


Desde Los ocasos Seducción

Sermón en la tarde de la seducción
Regazo que nos tiene cuando no nos tenemos
Cuando se chorrea el sol dueño de su oro
Atracción de los pequeños que no se saben
Que no miden ni poseen nada
y se eleven con esas canciones propias.

Los labios se dieron en labios
y no permitieron interés.
Se dispusieron al beso aniquilado de un árbol
Se arrancaron de entre el cemento hediondo
Ensangrentados en el cirio crepúsculo
Doliéndose en la cuba mortecina del ocaso fresco.

Las manos se corrieron con la piel del fuego,
ladraban tu nombre madera de la epifanía
frágil en los dedos de los poetas
de los que no se tienen.

Bronca de la tarde
Tu ocaso, el nuestro
brillándole a la muerte su fin


Desde Los ocasos otro Ocaso

Un ocaso llama a otro ocaso,
a la danza de la muerte y su silencio cristalino
hace nacer la mano trabajadora.
Se crea el indescriptible manotazo de lo indecible
Las lluvias han dejado memorias en los hombres
y las mujeres añoran el beso de ceda de una noche.

Un ocaso se muere en otro
prestándole al cielo una muerte.
Los ojos de un niño se deshacen en estos cielos ocres,
como una sangre en la tierra desconocida.

Un ocaso llama a otro ocaso a dormirse
en amplio lecho de nubes y despertar en los álamos
una canción de cuna.
Desde los ocasos bebemos la pócima que nos seduce
La mirada sobre el deseo
La luna sobre fuego.

Efímeros cálices de los dedos en jarra
Reciban amorosos la palabra del sabio que ama.
El reclamo del Amor no sube,
desciende a la misma vida de los pobres y sencillos.
Acaecidos de espera, sedientos de encuentro
se han atiborrado entre los arboles que también saben de su misterio.
Desde los ocasos tu misterio y el mío
El de nuestro pueblo que clama tu aroma entrega.

Ale 2009-03-21


Desde Los ocasos Ocaso oscuro

Desde las serpeadas laderas del olvido suelen enquistarse algunos druidas prometedores de ocasos.
Grandes luminarias plásticas, sobre el ocaso de tus pesadillas o de tus secreciones.
El no ocaso del nacimiento de lo oscuro.
El bostezo inerte de un ave negra irrumpe sobre los cuerpos de los pequeños dejándolos casi en los abismos.
Los martillazos bien decorados de tecnología recrudecen la muerte por la muerte.
Aun desde mis ocasos y los tuyos suelo verlos,
desde el silencio de las horas simples, como erguidos caballeros ficticiamente limpios, su ética así lo arenga.
La no poesía se da cita en el caos, que se brota y produce útiles sistemas de control y discriminación.
Nuevos leprosos a los que hay que temer.
Nuevos revolucionarios a los que hay que desaparecer a través de la mediocre rueda de la aparente comunicación.
Seguidores de la oscuridad, reyes de los oscuros sutilmente se despiertan entre las calles ofreciendo sus productos para tomar nuestros espíritus.
Las palabras secas y duras erosionan en las cabezas de los débiles tomando sus sentires, sus pequeños mundos.
Ocasos de giros en el espiral que se centra en el propio mundito infecto ya de placeres efímeros.
Desde los ocasos.
Ocasos que no son ocasos sino fulgores muertos.





Desde Los ocasos El gran Baile


Cristales en las oscuridades han dado en dedos
Danzándole a la muerte con su rostro fresco
Tempestad de los silencios y en los serenos una suerte de sortilegio en las mejillas de una niña nueva.
Bailes en el gran baile de los que se encuentran como una delicada brisa que ha despertado el ocaso.
Resuena el latido delas nuevas gentes,
tan solo se rozan en la danza de cuerpos.
Madres en la melodía de la verdad raptan los oscuros y desquician a los hipócritas en un duelo de amores.
De amores esta cubierto el cieno para fertilizarlo.
Grande es el baile en el ocaso de nuestros deseos,
cuando las historias ya fueron sepultadas para nacerse de nuevo.
Cristales en el ceder de las mujeres
En los destierros de los machos que sangran ya sus ultimas omnipotencias
Ya los dos se entregan al no saber que los envuelve.
Raza nueva de la impotencia entregada a la escucha de los Arboles o a los susurros de los animales y aun de las fieras que bailotean en el Uno.



Ale 2009-03-25





hasta que deslizamos una sangre nueva.

2 comentarios:

Aioria90 dijo...

Poemas escritos con muy buen espíritu. Las voy a volver a leer. Abrazos, Aioria90

lucy dijo...

Llegada en el partir de mi horizonte... Inspiración celestial, el de su ocaso. El chorrear de su sol lleno de encanto, invadiendo sus musas... mis espacios.
Lo quiero poeta...Lucy