jueves, 25 de septiembre de 2008

A mis Amigos y Amigas.


Amigos.

Amigas.

Segregan mis lágrimas algunos silencios que me han desconcertado y se han hecho un humo en mis decires.

Cálidas manos que se descuelgan entre caricias que van sorteando este mundo de mármol.

Son de cielo sus ojos cuando me animo a pedir auxilio entre mis barros, que una y otra vez me posterga entre las calles impersonales de las caretas.

¿Quien puede traducir este blanco que me da ese acordion romántico de estos campos míos, los de mis amigas, los de mis amigos?

Mi cielo es tenerlos, es que me tengan entre sus pequeñas cosas de todos los días. Sus pequeñas cosas, detalles me dan el aire y la fragancia que me sacude y me hace sentir vivo.

Les quiero dar un beso en los pájaros que se animan en el patio de mis ojos.

Aquellos patios encienden una hoya de comida que cobija a mis pobres, los de mis amigos y amigas.

Me duele cuando no puedo decírselos, o tal ves se los digo y no me doy cuenta.

Los extraño en el encanto de la soledad y los cobijo en mis ausencias cuando aprehendo a amarlos como nunca.

Son esa cristalina y sinuosa montaña entre mis dedos.

Prestándome ese mago que azula tantos oscuros, espero las mañanas de tantos en mis otros y de mis amigos solo espero que estén ellos cuando en horas próximas sean algo en mi dolor.

Detalles espero como alfombras en mi cuerpo como cielos de ternura entre sus mismas manos de dolor.

En realidad no espero demasiado solo que estén sin preguntas como esos Soles que encontramos en nuestras vidas y hacen silencio.

Desdeñan mis lágrimas, las de mis amigas, las de mis amigos una suerte de encuentro que no puede tener corte. Es una especie de eternidad, de un sin horas que molesta a los ojos de los que aun tienen tiempo.

¿Sabré aun de ustedes cuando ya no sienta los cuerpos?

Me esconderé para verlos en la siesta respirando y con eso seré feliz. Me vasta su respiración, con que ustedes disfruten y se sientan libres como las nubes de mis sueños.

No le tengo miedo a los ocasos porque ya sus cuerpos reposan entre el verde de mi eternidad, la de ustedes.

Creo que me he formado en sus ojos y ustedes en los míos, somos como del fuego que nos mira omnipresente desde sus desvelos y siente que nos necesita para hacer una historia de amigos y amigas.

Al final estaremos iniciando con nuestras bocas una nueva mascara.

Ale १९९८



CECILIA

Primorosa mujer de tus dolores y oprobios,
compañera de tus desencantos y abismos.
Sonrisa en la oscuridad cuando se incrusta el desvelo
y el insomnio parece tenerte.
Ella almohadón en tus ojos
sus senos puros de fecundo mimbre.
Sabiduría de la naturaleza que ha quedado
y posee el poder de Ella aunque aun no lo sabe.
Cecilia es la que velará en las noches
convocando a los señores de la naturaleza
a revelar su concierto de musas protectoras
y permitirá el equilibrio de los 7 .
Y asi la convivencia sea el perfume que rompa
todo deseo de destrucción latente
siempre tras los espinos de los días
cuando se adentren entre las montañas de los OMNIPREENTES
que dominan toda la región con sus ejércitos de muertos.
Cuenta siempre con ella. Es la dama que cede,
la que entrega todo por tu misión si mirar su propio amor.
Su amor no le pertenece
Es de los vientos que se mecen en la arcilla
de sus suaves pelos y las flores que desgrana por tu camino
y por fin se hace pájaro en tus ojos desconcertados
y nostálgicos por lo perdido en algún barranco
del que ya no eres dueño.
Pétalo sin fin Cecilia
Trémulo violín púrpura
Sabia de árboles frescos
Pincelada de anticipo de lo eterno.

Ale 98


1 comentario:

Adriana Alba dijo...

Un gusto pasar a visitarte.
me agradó lo que leí
Cariños.